NUESTRO PROYECTO EDUCATIVO

  1. NUESTRA CONCEPCIÓN DEL NIÑO Y LA NIÑA DE 0-3 AÑOS

Hasta hace poco, a los infantes debíamos instruirlos y adaptarlos al mundo, basándonos en la información sobre su desarrollo y lo debían aprender y hacer a determinada edad.

Investigaciones actuales, y desde otra mirada, (Emmi Pikler, Bowlby, neuroeducación, Loris Malaguzzi…) nos hablan de lo que ellas y ellos son, de lo que nos pueden enseñar, de lo que ellos/as saben y de sus capacidades e iniciativas. Entendemos a la niña y al niño como ser activo, que tiene iniciativas, competencias y derechos:

  • Un sujeto competente para explorar y experimentar: Los bebés llegan al mundo dotados de capacidades para percibir, moverse, relacionarse e intervenir en el entorno y aprender.
  • Un ser dispuesto a abrirse al mundo social, que necesita del otro para crecer y desarrollarse. Entenderlo como un ser social implica aceptar que cada criatura, además de ser única, nace dentro de una familia y una comunidad, con unos valores, cultura, unas formas de hacer, de pensar de criar…
  • Un sujeto de derechos: Persona en evolución permanente, que requiere de condiciones adecuadas para crecer y desarrollarse, física, emocional y socialmente. Al mismo tiempo, su singularidad, su propia identidad, debe ser reconocida en todos los campos de su desarrollo.
  • Un ser que se desarrollan de manera integral, es decir desde el movimiento, la emoción, la comunicación verbal y no verbal y el pensamiento, procesos que se realizan de forma simultánea. Por ello debemos promover su desarrollo desde “experiencias de aprendizaje significativas, funcionales y globales” que contribuyan al máximo desarrollo de cada criatura.

Ayudar a ser y crecer niños y niñas capaces, que se asuman como sujetos de derechos y que logren desarrollarse de forma integral exige, a quienes damos la atención educativa a orientar nuestras acciones a partir de los siguientes PRINCIPIOS:

B. QUÉ TIPO DE ESCUELA QUEREMOS

Una escuela cálida y acogedora: Donde todos los que formamos la comunidad educativa, niños y niñas, familias, personal educativo y de servicios encuentren su lugar y se sientan aceptados y valorados con sus características personales para poder sentirse queridos y así crecer en la construcción de una imagen positiva de uno mismo/a.


Una escuela vivencial: centrada en los niños y niñas y sus necesidades reales, que respeta la individualidad, la motivación intrínseca de las criaturas, y la curiosidad. Que promueva el aprendizaje a partir de la actividad: Que permita la acción, la investigación, la manipulación como manera de crear sus propios aprendizajes. En la que el adulto es un acompañante facilitador de experiencias y el ambiente un educador más.


Una escuela de la participación: En la que el equipo educativo permita, busque, promueva y estimule la colaboración de las familias como pilar fundamental. Los padres y madres deben de sentirse copartícipes de la actividad educativa, con el fin de mejorar la calidad de la educación.


Una escuela abierta al entorno: Una escuela conocida en el barrio que, por un lado, aproveche los recursos cercanos y por otro, acerque el entorno a nuestro centro.


Una escuela que educa en valores de afectividad, respeto, tolerancia, cooperación, responsabilidad, igualdad. Educar en valores no significa imponer, sino más bien proponer, mostrar, desvelar, contagiar… Los valores se adquieren con la práctica. Los adultos que formamos parte de la vida de las criaturas con nuestra actitud, les mostramos cómo ser tolerantes, a tratar e incluir a los demás, a dedicar tiempo a las personas y estar disponibles para aquellas que nos quieren o nos necesitan. Disfrutando de las amistades, les enseñamos que las relaciones sociales valen la pena.


Una escuela de la escucha. Escuela receptiva, con una mentalidad abierta y disponible. Que se alimenta y se retroalimenta gracias a la escucha recíproca de los tres protagonistas que la conforma: menores, profesionales, familias. Escuela que da valor a la cultura y las interpretaciones del infante y se replantea el rol del adulto:

Una escuela que promueva el respeto al medio: En la que se eduque en una actitud de cuidado y respeto hacia el medio. Valorar y transmitir la importancia de cuidar lo que nos rodea.


Una escuela saludable Que promueva una alimentación sana y equilibrada, unos hábitos saludables de higiene y establezca experiencias de vida activa.


Una escuela innovadora En la que la sociedad, la tecnología, los medios de comunicación se suman como elementos, sin renunciar a que el juego, la libertad, la creatividad o la diversidad sean valores prioritarios. Una escuela abierta a nuevos proyectos, a introducir nuevos recursos, a colaborar con otros centros, etc.


Una escuela inclusiva y compensadora de desigualdades, en la que reconocemos que cada niño o niña y sus familias tienen sus características, intereses y capacidades y en la que buscamos atender a las necesidades de aprendizaje de todos y todas (sin distingo de raza, fe, condición física, mental, social y cultural), con especial énfasis en aquellos que tienen algún tipo de necesidad.